viernes, 21 de octubre de 2016

Cal 40: barcos soñados, ratings y divisas

La búsqueda de tu barco, ese que te quita el sueño y te emociona, resulta difícil. La verdad es que es muy fácil equivocarse, tanto si tienes el dinero para comprarlo como si no. Cuando tienes dinero y ganas de comprar es muy difícil frenarse a estudiar lo que compras, sobretodo en tus primeros barcos.
Y entonces tras unos años de disfrute probablemente seas consciente de que te equivocaste o que hay que arreglar alguna cosa que igual no valoraste cuando lo compraste. En este momento además te darás cuenta de que, hoy en día, es mucho más difícil vender tu barco.

Por el contrario cuando no tienes el dinero para comprar tu sueño es también muy fácil equivocarse. Porque no sabes a cuales de las características de tu barco soñado renunciar y puedes acabar comprando un bonito envoltorio envenenado. Es decir un barco que sea un agujero negro que absorba tu dinero y te pases el resto de tus años haciendo reparaciones. Salvo que eso sea lo que buscas porque eres un manitas, puede ser realmente una penitencia.
En mi caso me encuentro en la segunda categoría y en la búsqueda de mi barco soñado he visto de todo: cubiertas deslaminadas, interiores putrefactos, gelcoats desintegrados, mástiles hundidos en la cubierta, ósmosis, sistemas eléctricos caseros que dan miedo, motores precalentados antes de visitarlos y en general, barcos descuidados. Los propietarios de estos barcos muchas veces están tan cegados por el amor que son incapaces de ver ninguno de estos fallos. Estoy seguro que casi todos los propietarios no actúan de mala fe poniendo un precio fuera de toda lógica, en ocasiones en ellos pesan todas las vivencias que han disfrutado en el pasado lejano en su querido barco, en otras ocasiones simplemente están mal asesorados. Por suerte mi mujer me frena, porque si no sería un digno propietario de algún que otro agujero negro.

Pero independientemente de la situación financiera, tomar la decisión de comprar un barco siempre es complicada. Hay que tener en cuenta que vender un barco es mucho más difícil que comprarlo. Así que si tomas una decisión errónea puedes poner en compromiso tu situación patrimonial. Es posible que tengas problemas por las inversiones que requiere o porque sea un barco que luego no tenga demanda en el mercado o por que exista una sobreoferta o porque te des cuenta que no es lo que buscas y tengas que malvenderlo.

Así que en mi caso doy por hecho que voy a comprar un caramelo envenado y por lo tanto, trato de comprarlo lo más barato posible.
No sé si recordaréis que en el año 2008 el eurodolar subió hasta 1,60 euros.  En esos momentos yo aproveché la debilidad del dólar para ver posibilidades de comprar alguna ganga en EEUU. Recuerdo haber comprado objetivos fotográficos a través de un amigo que viajaba frecuentemente a Nueva York.
Fue fácil empezar a asociar ideas y empezar estudiar qué barcos había en el mercado americano potencialmente comprables. La verdad es que es un mercado muy distinto al europeo con muchos astilleros y diseñadores. Realmente los trámites para importar un barco de los EEUU son difíciles y costosos: IVA, homologación CE, matriculación, transporte...Así que buscaba gangas que permitieran compensar todos estos gastos.

Cal 40 surfeando

Curioseando en una web encontré un barco que me pareció realmente atractivo. Para hacerlo más difícil era un barco construido en la costa Oeste. Fue muy utilizado en las regatas de esta costa americana, sobretodo en la mítica Transpac, que recorre 2.235 millas desde San Pedro en Los Angeles hasta Honolulu en Hawaii.

La embarcación era el Cal 40 y su origen como siempre despertó mi curiosidad. Surgió de un regatista oceánico, George Griffith, que buscaba un barco nuevo a principio de la década de los sesenta. El diseño quedó en manos de su amigo el ingeniero naval William (Bill) Lapworth y encargó a Jensen Marine la construcción. Pero tenía que garantizar la venta de diez barcos para que el primer barco saliera del molde. Finalmente logró comprometer estas diez primeras unidades y su Persephone salió del astillero en 1963. Jensen Marine acabaría construyendo 160 unidades hasta el año 1971 cuando cesó su producción.



Los Cal 40 cambiarían el concepto de barco de regatas influenciando totalmente en el diseño naval, pasando a tener una dominación absoluta de las regatas oceánicas americanas de esta época. Inicialmente ganaron la Transpac race en 1965, 1966 y 1967, y de nuevo en 1985. También ganaron SORC (Southern Ocean Racing Conference) en 1964 y 1966. Pero fue cuando ganó la Bermuda-Newport Race de 1966 colocando cinco Cal 40 en las quince primeras posiciones cuando su éxito llegó a todo EEUU.
Desde luego era un barco que, pese a su interior espartano, pudiéramos tras un extenso refit utilizar de crucero. Pero sobretodo era un barco para divertirnos navegando y participando en alguna regata. Además era un barco en alza, por aquel entonces se encontraba a muy buen precio en dólares. Hoy en día en cambio ha mejorado mucho su cotización.

Cal 40 - ceñida

Bill Lapworth diseñó el Cal 40 en base al rating del CCA (Cruising Club of America), lo cual normalmente daba como resultado barcos con una eslora de flotación corta (LWL) en comparación con la eslora total (LOA), y de desplazamiento pesado. Asimismo los barcos solían tener quillas corridas o semicorridas, y había mucho debate sobre si un barco oceánico podría tener una quilla fina como la del Cal 40.
La aparición de este diseño oceánico con un desplazamiento ligero en el cual casco y quilla eran dos entidades distintas, tal y como se hace hoy en día, fue una auténtica revolución. La proa tenía una contundente forma redondeada y la pala de timón era larga y no tenía skeg o codaste, era una pala de espada.
La construcción en serie en fibra de vidrio estaba también en sus inicios y estos barcos competían todavía con barcos fabricados en madera. En el anterior post podíamos ver como Nautor Swan fabricó su primer modelo en 1966, con unas características muy distintas a este barco.

Cal 40


El barco demostró sus cualidades, que le permitían navegar en todos los rumbos a buena velocidad, destacando en las popas donde llegaba a surfear las olas del Pacífico a velocidades increíbles. Se mantenía en torno a los 15 nudos y hacía puntas en los 20-25 nudos.

El diseñador buscó hacer un barco rápido sin obsesionarse con el rating y consiguió una máquina de surfear. Su velocidad superaba las ventajas que les daba el rating a otros barcos que se conformaban para apurar las posibilidades de las normas. Esto me hizo pensar en el  efecto en el diseño naval de los cambios en las reglas de rating.

Posteriormente en 1970 se unificarían las reglas con el IOR (International Offshore Rule) para facilitar la participación internacional en las regatas determinando de nuevo el diseño de los barcos. El cambio principal a nivel estético era que los barcos tenían una gran manga en el medio y se afilaban hacia los extremos.

Posteriormente la obsesión por reducir tanto el peso total del barco como de la quilla llevaría a barcos de regata frágiles e inestables. En la trágica Fastnet Race de 1979 en unas condiciones de navegación épicas con vientos de 60 nudos durante 24 horas sólo acabaron 85 de 303 barcos que iniciaron la regata. Fallecieron quince personas, casi todas ahogadas o por hipotermia en las balsas salvavidas. Cinco barcos se hundieron, cien barcos fueron golpeados por olas que les hicieron tocar con el mástil el mar y setenta y cinco quedaron boca abajo quedando en muchos casos desarbolados.
No sólo fallaron los barcos, sino que fue un cúmulo de problemas: no existía el GPS, ni las radios DSC, el material de salvamento era casi opcional y de baja calidad  y la predicción meteorológica también falló.

Pérdida de la quilla en Fastnet Race de 1979

Los Cal 40 iniciaron el camino revolucionando las normas establecidas y ganando a los que trataban de acomodar sus barcos al rating. Más adelante los nuevos cambios dieron lugar a otros barcos de desplazamiento ligero pero que en ocasiones sacrificaban sus condiciones marineras en aras de arañar segundos en las clasificaciones.
La diferencia entre unos barcos y otros radica probablemente en que hoy en día todavía los Cal 40 se coleccionan, se restauran y siguen compitiendo en la Transpac entre ellos como si fueran monotipos.

A la hora de comprar un barco no sólo hay que tener muy claro el tipo de navegación que pensamos hacer sino también el que se planteó el diseñador del barco cuando lo concibió y los condicionantes de la época en que se construyó. El precio es un factor importante, pero hay que tener otros muchos criterios en cuenta, sobretodo la calidad en la construcción y su diseño. En un barco prácticamente se puede renovar todo, pero hay que tener claro lo que nos va a costar y que precio pagamos por el barco.

Como era lógico mis pesquisas en el mercado americano resultaron estériles pero de todo se aprende. Hoy en día se nos empieza a plantear la misma situación con otra divisa. El Brexit nos puede abrir la posibilidad de comprar alguna ganga si la libra continúa bajando, pero siempre buscando barcos de calidad.


En mi caso dentro de las limitaciones propias de la crisis de la que no acabamos de despegarnos voy a empezar a estudiar el mercado británico.

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